Un agua será de buena calidad para el riego agrícola cuando, cumpliendo con sus funciones básicas hacia la planta de manera que garantice un rendimiento óptimo, no produzca efectos perjudiciales al suelo.
Los parámetros que un agua debe de reunir y los valores normales que debe de tener se obtienen de los numerosos estudios FAO sobre riego y drenaje, estudios que por otra parte están en continua revisión.
A continuación se da una tabla con los valores normales que debe de proporcionar un análisis de agua para poder proceder a su evaluación para su uso como agua de riego.
“Valores considerados normales de un análisis de aguas para riego”
Vamos a comentar a continuación la tabla anterior.
SOBRE LA SALINIDAD
Las sales presentes en el agua o en el suelo reducen la disponibilidad de agua para el cultivo, provocan un estado de marchitamiento y afectan por tanto a los rendimientos.
La salinidad del agua, o la concentración de sales disueltas en el agua, se expresa en deciSiemens por metro (dS/m).
Valores de salinidad del agua de riego por encima de 0,7 dS/m representan un riesgo para las plantas más sensibles a las sales, y, cuando este valor sobrepasa 3 dS/m, el riesgo para los cultivos es elevado, con merma importante de la producción, sobre todo si son más sensibles.
Los valores de salinidad también pueden venir expresados en miligramos por litro (mg/l) cuando lo que se obtiene en el laboratorio sea el total de sólidos disueltos. En este caso, según vemos en la tabla, el riesgo elevado resulta cuando TSD sea superior a 2.000 mg/l.
He de indicar no obstante que la concentración de sales en la mayor parte de las aguas de riego es menor de 200 mg/l, si bien en aguas subterráneas este valor puede ser más alto.
INFILTRACIÓN
Un contenido relativamente alto de sodio o relativamente bajo de calcio en el agua o en el suelo reduce la velocidad a la cual el agua de riego se infiltra o penetra en el terreno, hasta el extremo de, en situaciones graves, no poder abastecer al cultivo de manera adecuada.
Los problemas más frecuentes relacionados con una baja infiltración suelen producirse cuando el sodio se incorpora al suelo y deteriora su estructura. Las partículas del suelo se dispersan en partículas pequeñas que taponan o sellan los poros y evitan que el agua pueda circular e infiltrarse con facilidad.
El parámetro utilizado para determinar el riesgo que supone el sodio es el RAS (Relación de Adsorción de Sodio).
La combinación de la salinidad (CEa) y la alcalinidad o sodicidad (RAS) del agua de riego determina la estabilidad estructural de los suelos. Podemos ver en la tabla los valores combinados de conductividad del agua con los de sodicidad para los tres estados de riesgo para los cultivos.
SODIO
Muchas plantas cuentan con mecanismos que reducen la absorción del sodio; además suele acumularse en tallos, troncos y raíces por lo que no representan un peligro para las hojas.
Los síntomas de toxicidad del sodio en las hojas son manchas oscuras de color pardo en los bordes. El riego por aspersión evidentemente no está indicado cuando las aguas presenten valores altos de sodio.
El efecto perjudicial del sodio sobre los cultivos es, en la mayoría de los casos, indirecto, debido a la influencia negativa que tiene sobre la estructura del suelo como ya ha sido comentado.
Fig. 1 Tejido muerto en las hojas debido a un exceso de sodio
CLORO
Las plantas lo requieren en pequeñas cantidades, pero cuando su concentración es muy alta, el cloruro puede convertirse en un elemento tóxico. Es un elemento que se concentra en las hojas.
Los síntomas de toxicidad son tejido muerto en las puntas de las hojas –generalmente las más viejas- que avanza con la acumulación de cloruros. En casos graves puede aparecer también necrosis en las ramas.
Fig. 2 Hoja de maíz afectada por exceso de cloro.
BORO
El boro es un elemento esencial para el desarrollo de las plantas.
La diferencia entre la concentración requerida por la planta y la toxicidad es muy pequeña, por lo que se debe tener especial cuidado con este elemento.
Los síntomas de toxicidad se presentan generalmente como zonas amarillentas en las hojas,parecidas a quemaduras, partiendo de las puntas y difundiéndose hacia la base.
Fig. 3 Bordes de hojas amarillentos a consecuencia de la toxicidad al boro
Autor:
Profesor en Universidad Internacional de Riego
