El Riego por Goteo Subterráneo, que denominaremos a partir de ahora RGS, es un método de riego localizado consistente en la aplicación de agua a la zona radicular del cultivo por debajo la superficie del suelo, utilizando para ello tuberías de microirrigación enterradas a profundidades entre 10 y 50 cm y emisores de bajo caudal desde 0,5 hasta 8 l/h a intervalos de distancia fijos, o bien tuberías goteadoras y tuberías exudantes, de manera que sólo se moja una parte del suelo sin llegar a aflorar la humedad a la superficie. El agua aplicada por cada emisor moja un volumen de suelo que se denomina bulbo húmedo. En este método de riego, al igual que en el riego por goteo superficial, la importancia del suelo como reserva de humedad para las plantas es muy pequeña en contra de lo que sucede en el riego por superficie o en el riego por aspersión. Su función principal es la de ser soporte físico de las plantas así como proporcionar el agua y los nutrientes de forma localizada pero en un volumen reducido.

Figura 1: Representación gráfica de emisores instalados en RGS (Geoflow)

En sistemas de RGS es muy conveniente que la aplicación del agua y los fertilizantes al suelo, se realice en cantidades pequeñas y con alta frecuencia, es decir, el número de riegos en una campaña es elevado y en cada uno de ellos se aporta una cantidad de agua reducida. De esta forma se intenta que el contenido de agua en el suelo se mantenga en unos niveles casi constantes, evitándose así grandes fluctuaciones de humedad del suelo. Ello permite que el agua esté permanentemente en el suelo en unas óptimas condiciones para ser extraída por la planta. En algunos casos, como en cultivos leñosos, olivar o frutales, la alta frecuencia puede crear problemas de concentración de raíces en las zonas cercanas al gotero o falta de resistencia en periodos de sequía o en aquellos periodos en que no se pueda dotar a la plantación de toda el agua que necesite, por lo que habrá que estudiar frecuencias más bajas y dotaciones más altas a fin de aumentar el bulbo húmedo y adecuar la superficie mojada al sistema radicular de cada cultivo.

Figura 2: Contenido de humedad en el suelo Riego convencional vs RLAF (F. Pizarro, 1986)

El RGS es el método de riego que permite un mayor ahorro de agua con respecto a riego por goteo superficial y sobre todo comparado con riego de superficie y aspersión. El mayor o menor ahorro de un sistema de RGS bien manejado se fundamenta en general en:

■ La reducción total de la evaporación directa.

■ La ausencia de escorrentía.

■ La reducción de la filtración profunda o percolación

■ El aumento de uniformidad de aplicación.

■ La posibilidad de controlar la cantidad de agua aplicada.

Para que estas ventajas sean efectivas, es preciso que los componentes tengan un diseño adecuado y los materiales con que están fabricados sean de buena calidad. De no ser así, la inversión realizada en la instalación probablemente no produzca ventajas sustanciales. La aplicación localizada y frecuente de agua evita en muchos casos el daño por salinidad en las plantas, ya que las sales se encuentran muy poco concentradas en la zona de actividad de las raíces. De hecho las sales se concentran en zonas no accesibles por las raíces de las plantas, mientras que se mantienen diluidas en la zona de actividad radicular. Por ello, el RGS puede ser una posibilidad de riego para cultivos sensibles a aguas de mala calidad. Dado que se moja sólo una parte del suelo subsuperficial, se consigue reducir la germinación de malas hierbas ya que la zona superficial del suelo, donde proliferan las semillas, no es humedecida por el riego. Por lo que además puede haber un ahorro sustancial de labores de cultivo, ya que en las zonas secas no crecen malas hierbas. Las instalaciones de RGS, al igual que en riego localizado convencional no sólo permiten aplicar el agua a los cultivos, sino que ofrecen la posibilidad de aportar fertilizantes y otros productos fitosanitarios (insecticidas, fungicidas, etc.). En este caso, es el agua la que se encarga de hacer llegar los fertilizantes hasta las raíces de la planta, bien de forma continuada o intermitente. Para que esta técnica sea eficaz es indispensable disponer de un sistema de riego bien diseñado y con buenos materiales con objeto de aplicar el agua con alta uniformidad. Esto permitirá suministrar la misma dosis de abono en todos los puntos, cubriendo así sus necesidades, evitando pérdidas innecesarias y reduciendo los efectos medioambientales negativos. Otra ventaja de tipo económico que alcanza valores importantes con RGS, es la reducción de mano de obra en la aplicación de agua en la parcela. Además, la aplicación localizada del agua supone que prácticas culturales como la eliminación de malas hierbas, tratamientos manuales, poda, recolección, etc., no se vean dificultadas por el riego. De esta forma el calendario de labores no tiene que ser modificado por el riego. En cultivos frutales u hortícolas, donde con frecuencia la recolección ha de adaptarse a la demanda de los mercados, puede resultar especialmente importante la no interferencia del riego con la recolección. La uniformidad en el reparto del agua en RGS depende principalmente del diseño hidráulico de la red y no de las características del suelo ni de las condiciones climáticas (especialmente el viento), dando en general buena uniformidad de aplicación para pequeñas diferencias de presión que puedan ocurrir en la red. La eficiencia de aplicación del agua puede ser elevada si el diseño y el manejo son correctos. La inversión inicial en RGS suele ser elevada, y su coste depende los siguientes factores:

  • Tipo de cultivo.
  • Orografía del terreno.
  • Diseño agronómico planteado.
  • Calidad del agua de riego y su exigencia de filtrado.
  • Elección de los equipos de filtrado y de fertirrigación.
  • Grado de automatización de la instalación.

La buena elección de equipos repercute en una disminución de costes de mano de obra y mantenimiento, ya que, por ejemplo, un buen equipo de filtrado reducirá la posibilidad de obturaciones en la red y la frecuencia de las operaciones de mantenimiento y por tanto se reducirán los costes del sistema.

Figura 3: Cabezal de filtrado y fertirrigación instalado en sistema de RGS

En el RGS hay que prestar especial interés en el mantenimiento de la red, debido fundamentalmente a la obstrucción de emisores. Como ya es sabido, el principal inconveniente del RGS, con gran diferencia, es el riesgo de obstrucción de los goteros, con el agravante de que casi siempre el problema no se detecta hasta que sus efectos no son muy aparentes, generalmente por sequía de las plantas afectadas. La obturación puede producirse por las partículas que lleva el agua de riego o por agentes externos: el suelo que rodea los goteros o las raicillas de las plantas. En cuanto a la obturación por partículas transportadas por el agua, el fenómeno es el mismo que en el riego por goteo convencional, pero dada la gravedad del problema obliga a extremar las medidas preventivas, con filtrados muy perfectos y tratamientos frecuentes y bien controlados. Es recomendable el empleo de emisores de última generación: autocompensantes, antisucción y autolimpiantes con diseños hidrodinámicos que minimizan el riesgo de obturación, los cuales aportan mayores garantías de funcionamiento en este tipo de condiciones con respecto a los demás goteros convencionales.

Figura 4:  Emisores de última generación especialmente diseñados para RGS

La obturación por agentes externos se combate principalmente de dos formas:

  1. La debida a partículas de suelo, mediante un blindado especial de los goteros tipo antidrenante o antisucción y mediante la instalación de ventosas que permitan aspiración e impulsión de aire en las tuberías para evitar el efecto de vacío en las tuberías.
  2. La provocada por las raicillas, mediante el empleo de herbicidas preemergencia inhibidores de crecimiento radicular.

Por todo ello se recomienda un estricto y constante control de caudales y presiones en la red de riego para que no se dificulte la aplicación correcta tanto del agua y del abono como de otros productos fitosanitarios. Si los problemas de obstrucción no son detectados con rapidez, pueden ocasionarse serios perjuicios en el cultivo y disminuciones en la producción.

Autor: Casto Javier Díaz-Maroto Zaballos

Ingeniero técnico agrícola, especialista en diseño de sistemas de riego y filtrado, con formación en dibujo asistido por ordenador.

Profesor en Universidad Internacional de Riego.

 

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